Rolando Lazarte
Pasé buena parte de mi vida enfrentando regímenes totalitarios y oligárquicos. Creo que fue en esas jornadas que me transformé en una persona más íntegra, más entera. Más dueño de mí mismo. Más conciente del mundo en que vivo.
Son muchas las lecciones que extraje de este recorrido. Una de ellas, talvez la principal, es que el sistema se puede romper desde adentro y desde abajo. La estrutura del sistema capitalista está hecha para no cambiar, para producir y reproducir las condiciones de su existencia.
La exclusión, el vaciamiento de sentido, la robotización, son otras tantas vías de perpetuación de esta anomalía en que vivo. El sistema que vive de la muerte, para la muerte. Comprendí desde temprano que tendría que recurrir a mí mismo, a mi mundo interior, mi imaginación, mis sentimentos, mi voluntad, mi decisión, si quería sobrevivir.
Conseguí. Decidí que sería feliz a pesar de todo. Las marcas de esta trayectoria están conmigo. Se han transformado en recursos a mi favor. Me unen aún más a mí mismo, a mis valores y a mi conciencia. Me unen también a quienes están cerca mío.
Comprendí que la solidaridad es una fuerza poderosísima. En medio de las situaciones más difíciles siempre aparece una mano dispuesta a ayudar. Aprendí que el arte es un recurso indispensable, así como la fe. Esto es lo que me mantiene. Arte, amor, solidaridad, fe.
La historia no empezó hoy. Puede terminar más temprano si miramos hacia otro lado, si ignoramos el genocidio en marcha. Es tiempo de despertar. Empezar de nuevo. Todos los días, en todo momento. Ir constantemente en busca de aquella luz inextinguible que constituye todo y comprende todo. Pasan las dictaduras. Pasan los regímenes totalitarios. Pero no pasa el amor, que es la fuerza que mueve al mundo.
fonte https://revistaconsciencia.com/insistencia-2/