Rolando Lazarte
He creado el hábito de venir a este espacio. Un lugar desde donde puedo compartir lo que voy viendo y experimentando. Lo que voy aprendiendo en el caminar de la vida.
Aquello que puedo ir rescatando de mi historia de vida en términos de superación. ¿Qué aprendí con aquellas circunstancias dolorosas que me tocó atravesar? ¿Cuánto me capacité para fortalecerme y seguir adelante?
Vienen a mi memoria personas que me dieron una mano en el momento justo. Algunas con quienes compartí momentos de amistad en momentos cruciales. La vida sigue. Las dificultades de todo tipo se siguen presentando.
Este tiempo de pandemia y confinamiento nos fuerza a una mirada más atenta a nuestro propio interior. Un centramiento mayor en el sentido de nuestra propia vida. No hay tiempo que perder. Esto no significa que debamos vivir corriendo o apurados, apuradas.
Al contrario, como cada minuto es muy precioso, acogerlo con toda la ternura y el cariño que merece. Mucha gente querida ha partido. Páginas pasadas de nuestra propia vida también quedaron atrás.
Hay todo un esfuerzo colectivo que prosigue en nuestros intentos por ser más felices. Adentrarnos en el arte, la creatividad, la oración, la fe, la solidaridad, el amor, nos unifican con lo eterno.
Trabajar por un mundo mejor implica en asumir nuestro propio lugar. La identidad única e irrepetible que me caracteriza. La diversidad, multiplicidad y variabilidad que me componen.
La reunión de lo diverso que soy capaz de vislumbrar en mis esfuerzos diarios por vivir más ajustado al reino de Dios. Por estos y otros motivos sigo en esta hoja. Hojas al viento. Aquí fui recogido cuando andaba medio naufragando hace años. Aprendí que el escribir sana. Por eso escribo sin parar. Hasta que salga la luz.