Rolando Lazarte
¿Tenemos tiempo para vivir?
Cuando yo tenía ocho años leí un poema con este título en la revista Tierra y Libertad. Se refería a una persona que iba a ser fusilada. “Esa tu callada manera de andar entre los pinos…”, recuerdo que decía.
Han pasado 60 años desde ese día.
Hoy me hago la pregunta, frente a los modos de vida que están implantados.
Todo rápido, todo urgente, para ya.
¿Pero qué es lo que es tan imediato, tan urgente, tan para ya nomás?
Este tiempo de pandemia me ayudó a ver que todavía tengo tiempo.
Puedo escuchar una canción con atención, sin pensar que en seguida tengo que ir a otro lado, a hacer otra cosa.
Aprendí, o mejor dicho, recordé que puedo estar aquí.
No necesito ser otra persona, actuar de maneras que no son mías, decir lo que no quiero decir, o cuando no lo quiero hacer.
Puedo caminar sintiendo el piso bajo mis pies, sintiendo mis pies tocar el suelo, y no meramente pasando de un lado a otro, mecánicamente, como si el pasado pasara todo el tiempo sin mí.
Estas cosas le han pasado a otras personas también. Hemos tenido más tiempo para la familia, para el jardín, para leer un buen libro, o bien para no hacer nada.
No necesito ir tan lejos para disfrutar del mar o de las flores o del viento o del sol. Puedo disfrutar de lo que tengo aquí.
Puedo vivir a mi modo. Al final, soy yo quien está aquí, y no otra persona.
Puedo dormir cuando tengo sueño o estoy cansado, el tiempo que quiera o necesite.
No se trata de condenar un sistema en abstracto, sino disolverlo concretamente. A muchas manos. Día a día. Es posible. Tenemos que tener tiempo para eso.